miércoles, 11 de julio de 2012

Agradecimientos


Este libro y yo le damos las gracias:

A Rodrigo Espinosa, Alejandro Hernández, Isabel García March, Sergio Dávila, Francisco Lindoro y Vania Mier por compartir útero durante tantos años.

A Wallace Porter por aparecer tantas veces en este libro de manera tácita o evidente, pero siempre necesaria.

A Mael Vallejo (que es un idiota) y Mónica Isabel Pérez, bombas latinas, mentes feroces, niños horrendos.

A Gaëlle Le Calvez por su extraño y doble papel de gurú y hermana mayor.

A Arturo Sánchez Meyer y Soad L. Peters por decirme “Maestro Feben” incluso cuando no hubo alcohol de por medio, que fue casi nunca.

A Juan Meneses, Felipe Soto Viterbo, Aníbal Santiago, Inger Díaz Barriga, José Luis Castillo y Alejandra Jarillo por el reto constante y la crítica aguda y la fe a pesar de muchas cosas.

A Jesús Catalán y Alejandro Servín por lo abrupto y lo total.

A Alberto Chimal, Bernardo Fernández BEF y Pepe Rojo porque, con sus libros de la librería Eureka, me obligaron a escribir por vez primera. También por el apoyo y, de nuevo, la fe.

A Raquel Castro, Alisma de León, Saraí Insomne, Julián Herbert, Agustín Fest, Édgar Adrián Mora, Edilberto Aldán, Humberto Bedolla, Luis Bugarini, Andrés Acosta, Ana García Bergua, Jaime Mesa, Lilián López Camberos, Renato Guillén, Álvaro Enrigue y Valeria Luiselli por servir de revelaciones del más allá.

A Borges y Vonnegut y Cortázar y Dante y Swift y Lovecraft y Wilde y Rulfo y Palahniuk y Auster y Foster Wallace y Gilliam y los hermanos Coen y el autor desconocido del poema de Gilgamesh y las tardes dudosas y las noches largas.

A Isabel, Javier, Sasi, Santiago, Pía, Ian, Inés, Karla, Oscarín, Fa, Pablo, Re, Caro, Fer, Nati, Santi, Mara, Felipe, Mayte, Jonathan, Emilio y el resto de la familia, por abrirme un hueco. A Cachis, por tanta porra y por tantos espíritus pronosticados.

Al tío Alberto, Izaskun, Miren e Hilda, por ser más que sangre.

Al Ingeniero Díaz por la herencia y por todo lo demás.

A Miss Lulú, Luis, Alfonso y Juan, porque si a alguien le tocó ver lo peor de mí (incluso antes de escribir) fue a ellos. Porque somos juntos. Porque hemos sobrevivido, maldita sea.

Y a Carlota Rangel, que lo ilumina todo.

2 comentarios:

  1. Que orgullo tenerte como amigo y compartir nuestra vida y crecimiento.
    Me encanta tu lucha, tu ánimo y tu gran corazón.
    Ya sabes que la hormona me juega chueco ahora y lloro por casi todo, me has hecho el día! :) me siento tan orgullosa de tí casi como mamá!!!
    Te queremos harto yo y mi pequeño ser...
    Ro se pondrá feliz, márcale.... Abrazo!

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